Quería decirte que me voy
porque sigo enamorada de ti.
Porque sigo perdiéndome en tu voz y en tus miradas,
aunque ahora no sean las mismas.
No puedo seguir con esto,
porque ahora te tengo delante y quiero acariciarte,
escuchar tus historias y cómo te quejas
de lo mucho que te hacen sufrir en la universidad,
cómo crees tener las respuestas
para todos los problemas del mundo,
y puede que las tengas.
Añoro ayudarte, estar junto a ti,
perdernos juntos por Madrid,
escuchar música en tu habitación o en la cocina
mientras preparamos algo con mala pinta que luego sabe a gloria.
Echo de menos verte mirando a tu hermana
con esa media sonrisa llena de amor,
esa que solías ponerme también a mí.
Tus orejas rojas en invierno,
oírte decir:
"¡siempre tienes las manos frías!"
y que me las cojas entre las tuyas,
que me las beses,
que sonrías otra vez.
Te siento dentro apretando fuerte y duele.
Te quiero,
todavía.